17/8/17

¿Está la Grafología en peligro de muerte?

Hace unos días, tras la promoción de un taller simple sobre la firma que no es la primera vez que dicto, una “Grafóloga” salió al cruce (léase del otro lado de la pantalla de una computadora o celular) diciendo que no era ético, profesional, ni confiable, hacer un taller así en pocas horas, por el solo hecho de hacerlo, sin siquiera saber de qué se trataba, adonde apuntaba y que se pretendía con ese taller en particular. Si bien, claro está, no tengo porque dar explicaciones a nadie, si creo que es una buena oportunidad para pensar que pasa con la Grafología hoy, más específicamente con lo que comúnmente se llama, o denomina, colegas.
Soy parte de una nueva generación de Grafólogos, muchos ya conocen mi recorrido y lucha para tener el título que me negaron caprichosamente por casi 10 años, imaginarán que no soy de quedarme sentado esperando a que alguien venga a pedirme un análisis (que dudo que le pase seguido a muchos) o que de repente me llamen a congresos por investigaciones que nunca hice públicas, por más interesantes que estas me parezcan a mí. Pero hay, “gracias a dios”, una generación de Grafólogos que siguen conservando cierta cuestión (en su mayoría mujeres que no tengo ningún problema en nombrar porque no fueron muy solidarias cuando las necesité y pudieron hacer algo) y que no permiten que se innove sobre esta disciplina, como si la hubiesen inventado. No tienen cosas publicadas, buenos trabajos hechos, ni siquiera son reconocidas por muchos de mi generación que no saben ni cómo se llaman, en su mayoría, misteriosamente ligadas a la Iglesia y la misa de los domingos.
Quienes venimos con estas nuevas ideas, anda a saber de dónde salen, no tienen como objeto hacer un bollo todo lo estudiado que la mayoría de las veces es privado y que cuesta ya de por sí, más me costó a mí que se me negó el título durante 10 años (voy a repetir este hecho hasta el cansancio porque parte de mi identidad como Grafólogo) y quiero modificarlo y hacerlo adaptable a los tiempos que corren, mis tiempos que me corren, la vida que vivimos, la vida que vivo y por qué no, hacer lo que ellas no hicieron por conservadores “chupasirios”: vivir dignamente de la Grafología, no solo hacer título, chapa y ego con ello; fundamentalmente ego, que es lo que hacen casi todos.
Hay un dato muy curioso, que cualquier Grafólogo conocerá, de la matrícula de graduados que hay en Grafología en la Argentina, solo un porcentaje que no supera el 10% (exagero) es el que trabaja, mucho menor es el que vive dignamente de esto, como pretendo, y todavía sueñan con lo que le vendieron el primer día de clases: trabajar en empresas y posiblemente en tribunales, como peritos, de hecho uno de mis títulos es ese: Perito Grafólogo. Acá estoy, solo estuve en tribunales firmando el poder a la abogada por el juicio a “Grafología Litoral” y su directora Silvia Battion.
Cuando tenés el título en la mano, tu realidad, la realidad es otra: nadie, pero nadie sabe lo que es la Grafología en realidad y si se acercan es porque lo vieron en televisión y lo que hay es una curiosidad chusma del tema. Cuando le explicas que tenés que tomar medidas, analizar y asumir el objeto de estudio, por decirlo, la cosa se torna más inalcanzable todavía para el que escucha y el cliente cree que el análisis le va a salir fortuna, de hecho muchos colegas cobran esa fortuna y después dicen que no tienen trabajo y nadie los valora.
Esto desgana a cualquiera y esos resultados se ven en la producción bibliográfica que no deja de ser un eterno copiar y pegar (como dijo una Grafóloga, no recuerdo cual, y muy acertadamente lo compruebo libro tras libro que leo). Voy a poner un ejemplo, ayer termina el libro “Grafología Emocional” de Tesouro de Grosso, a ver está buenísimo, pero no me aporto nada, más que un copiar y pegar del tema, junto, todo en un solo libro, que seguramente lo romperé de tanto uso, porque esta todo condensado ahí, pero no hay nada nuevo, o sea, más de lo mismo, refritado para un público que capaz que no sabe que eso existe.
Queremos ver crecer lo que hacemos, porque implica un crecimiento propio y de nuestros esfuerzos, pero cuando alguien como yo, que no tienen por qué conocerme sale con un taller difusión sobre la Grafología y la firma, nada formal, pero que puede ayudar al común de la gente a entender de qué se trata sin hacerlo tan exclusivo y elitista, atacan y atacan porque es simple: el hace lo que a mí no se me ocurrió y quedo en evidencia de que no puedo hacer mucho con ese título que me generó un esfuerzo enorme y no me está dando réditos económicos precisamente, o sea quiero crecer yo, no la disciplina y el ego cucaracha del Grafólogo hace que por ejemplo, el Colegio, no tenga una validez como si lo tiene el de Abogados o Psicólogos y queramos o no, terminamos siempre en el estante de las mancias (que voy a defender a muerte porque fueron las que me pagaron la carrera, el título y el posterior juicio, me dignificaron). Esto no es un ataque al Colegio, sino a la falta de solidaridad y unicidad de los propios Grafólogos, que se ve que es una cuestión de género, porque se carece y mucho.
Queremos ser científicos, perdón: quieren (no me incluyo en ese mambo, yo solo quiero ser Grafólogo), pero no nos comportamos como tal y en muchos casos no sabemos ni que es ciencia, ni mucho menos sabemos quién es Comte. Voy a poner un ejemplo: Lledó Parres se tuvo que morir para que le dieran bola con la Grafología Racional y hoy sea una tendencia mundial, a Simón me lo enseñaron en mi primer año de la carrera y me abrió mucho el panorama de lo que hoy hago, cuando lo nombre años después en una re cursada, por poco no me tiran ácido sulfúrico, porque el que estaba en la cresta de esa ola era otro muerto: Vels. Como estos tengo miles de miles de ejemplos que lo único que hace es matar algo tan rico y útil como la Grafología y si a esto le sumamos los avances de las tecnologías, debo predecir que no queda mucho tiempo, es así de corta.
Hay más… ¿Cuánto tiempo libre tenemos para estar controlando lo que el otro hace? Ojo, esto se adapta a cualquier situación, puedo ver que quien se pone a atacar mi manera de trabajar con la Grafología (tampoco me lo tomo a título personal, porque les pasa a muchos, tengo entendido), no es una excelente profesional que se la pasa trabajando, sino una persona que tiene demasiado tiempo libre como para mirar a los costados a ver quién sobresale y por consiguiente atacar y de investigar y ver cómo hacer para hacer crecer la disciplina no hablamos. Una persona más que se suma a la desocupación y tiempo libre que deja el título de Grafología por falta de ingenio y trabajo colectivo. Todo, lamentablemente tiene que ver con lo mismo y lo triste es que no hay intereses mayores, nadie se “embolsilla” millones, sino que lo que está en juego acá siempre es lo mismo el ego de ser quienes no somos y lo que es peor: ser los únicos.
Hay que ser originales, explotar el título, hacer cosas nuevas, equivocarnos. Estar seguros de lo que hacemos, la gente no es idiota, sabe a fin de cuentas quien es quien y quien trabaja sabiendo, quien por ego y quien porque tienen necesidades económicas básicas y sabrá a quien elegir y quien quiere o no de maestro. Eso es democracia. Mirar lo que hace el otro, para increparlo porque hace algo que no me atrevo a hacer o no se me ocurrio, anda a saber por qué y para que no nos suma ni en lo individual, ni en lo colectivo, porque quien mira de afuera ese espectáculo digno del “Bailando por un sueño”, lo único que hace es que nadie se acerque, no solo a la Grafología, sino que después terminemos siendo menos confiables que un mandatario.
Se necesitan nuevos aires y no lo van a dar las viejas momias de la Grafología, que ya pasaron los 70 años (sabrá quien se pone este sayo), lo vamos a dar nosotros y no soy el único, los de las nuevas generaciones lo que  queremos es adaptar la Grafología a los tiempos que corren, porque nos gusta lo que hacemos, porque queremos vivir de esto, y porque las necesidades no son las que tenía Vels o Xandro, sino son más bien las que tenemos nosotros, que quizás no llegamos a nada, pero si ni siquiera nos dejan intentarlo, lo que están haciendo es claramente un suicidio.


14/8/17

Dime como firmas y te diré como eres.

Secretos de la Grafología para interpretación de la firma.
Fecha: 30 /9
Horario 9:30 a 13:00 hs.
AZUL ZAFIRO – LUJÁN.
En este Taller veremos las diferentes maneras y reglas de aprender la correcta interpretación de la personalidad mediante los rasgos de escritura que aparecen en la firma.
El mismo incluye material exclusivo de la técnica grafológica que habilita a un análisis científico y de carácter concienzudo, pero no menos apasionante y entretenido sobre el tema.
Incluye material completo y certificado de asistencia.
En el “Taller de la Firma” veremos los lineamientos básicos de la grafología aplicados al análisis puntual de la firma y un pantallazo sobre la opinión de los diversos autores sobre el tema. El mismo esta apuntado a profesionales, ya sea del área psicológica o grafológica, o público curioso en general que quieran introducirse en la ciencia grafológica y dar sus primeros pasos de manera responsable y académica.
Dictado por: Darío Iván Rosatti.
Perito Grafólogo (C. E. S. – Buenos Aires).
Grafólogo Analista (Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fé).